Desde hace más de una década, la movilidad ecológica, entendida como una mayor utilización de tecnologías alternativas con menor impacto ambiental, es indudablemente un tema central en el sector automovilístico. La exigencia de reducir la contaminación producida por los vehículos, que a nivel mundial tiene un peso del 16% sobre el total de las emisiones de CO2 y del 13% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (OICA, “Climate Change and CO2), es seguida por un número creciente de países que, en muchos casos, llevan adelante acciones en este sentido. Entre ellas, pueden mencionarse la imposición de estándares de emisiones más restrictivos e impuestos a las casas automovilísticas.
Es el caso, en Europa, de la normativa 443, que impone a los fabricantes umbrales progresivos de emisiones de CO2 basados sobre el número real de autos vendidos. Los objetivos globales a nivel europeo son 130g/km en 2015 y 95 g/km en 2020. Se trata, entonces, de una formulación cuantitativa, que no apunta sólo a los niveles específicos de emisiones de un vehículo dado sino a la reducción global, en términos de millones de toneladas, de los vehículos circulantes.
Hoy el gas natural y el GLP son los dos combustibles alternativos más utilizados por los fabricantes de vehículos en Europa para respetar los mencionados umbrales y evitar las fuertes sanciones. Una elección que nace de la conciencia que los dos gases reducen no sólo el CO2, un 20% y un 10% respectivamente, sino también que no producen ningún particulado.
Las ventas de vehículos alimentados con estos combustibles no son, sin embargo, homogéneas: en Italia tienen una cuota de mercado del 14%, en Holanda, Polonia y algunos países del este europeo su utilización es una costumbre de muchos años, pero sobre todo gracias a la conversión de vehículos ya en circulación; en otros países (Gran Bretaña, Francia, España) es marginal. Es singular el caso de Alemania, donde todos los nuevos vehículos ‘alternativos’ en 2014 (o sea, no sólo gas sino también híbridos y eléctricos) obtuvieron una discreta cuota de mercado de 1,7%. Y sin embargo algunos fabricantes alemanes ofrecen en su gama modelos que afuera tienen un gran éxito. Es el caso de la Volkswagen Golf a gas natural, que en Italia es comercializada desde abril de 2014: este modelo, en los 9 meses sucesivos, representó el 22% de todos los Golf vendidos, con una tendencia creciente (33% en el último trimestre de 2014). Pero en Alemania sólo el 0,5% de los Golf vendidos en los mismos meses de 2014 eran impulsados a metano.
Obviamente, las casas automotrices están vendiendo también vehículos eléctricos (puros, de autonomía extendida o enchufables) o híbridos: en el área UE 28, representaron el 1,8% del mercado en 2014, así como el gas natural y el GLP que, sin embargo, como se ha dicho, tienen cuotas de mercado sólo en algunos países.
Fragmento del artículo escrito por Corrado Storchi, Director de Relaciones Institucionales y Medios de Landi Renzo, que estará disponible por completo en la próxima edición de la revista The GVR.