
Los residentes de la capital turca, Ankara, disfrutarán de un aire más limpio gracias a un préstamo de 57,1 millones de euros del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) concedido a la empresa de transporte público EGO (empresa estatal afiliada al municipio metropolitano de Ankara) para reemplazar los buses diésel contaminantes con 254 vehículos a gas natural e instalar una estación de GNC.
“Trabajamos para invertir en proyectos de infraestructura para aumentar la eficiencia y mejorar la calidad de vida, prestando especial atención a la salud pública. Estamos satisfechos con el apoyo del BERD y esperamos trabajar juntos en proyectos futuros”, dijo el alcalde de Ankara, Mansur Yavas.
“Los nuevos buses reducirán significativamente la contaminación del aire en la ciudad, un problema cada vez mayor. El proyecto también reconoce las realidades de nuestro tiempo, la pandemia COVID-19, ya que este aumento en la capacidad operativa es esencial para garantizar un distanciamiento social seguro en los buses, lo que a su vez desalentará el regreso al uso de automóviles. Tendrá un impacto enorme y positivo en la ciudad”, comentó Nandita Parshad, directora general del Grupo de Infraestructura Sostenible del BERD.
“Me gustaría felicitar al municipio por promover una solución de renovación de flota verde. Creemos que esta transacción será la primera de muchas otras que se realizarán en Ankara y esperamos fortalecer nuestra relación con la ciudad. También esperamos que nuestra cooperación atraiga a otros prestamistas a futuras inversiones de la ciudad”, añadió Arvid Tuerkner, director general del BERD en Turquía.
El acuerdo confirmó a Ankara como el 44º miembro de “Ciudades Verdes del BERD”, programa insignia de sostenibilidad urbana del banco. Al unirse a esta iniciativa, las ciudades emprenden un proyecto desencadenante con financiación del BERD, además de elaborar su propio Plan de Acción de Ciudad Verde (GCAP). Ankara será la segunda ciudad de Turquía en unirse a las Ciudades Verdes del BERD después de Izmir y será un ejemplo para otras.
El municipio metropolitano de Ankara, con una población de 5,7 millones, es la segunda ciudad más grande de Turquía después de Estambul y el centro político y económico del país. Su población crece aproximadamente un dos por ciento al año, lo que ejerce presión sobre el transporte urbano. Reconociendo el impacto de la mala calidad del aire y los efectos globales de las emisiones de carbono, la ciudad está desarrollando un futuro más verde invirtiendo en su sistema de transporte público y trabajando en una estrategia integral para mejorar su desempeño ambiental.
Fuente: BERD